Establecer una conversación -platicar- con alguien a quien conocemos, no suele resultar muy difícil. El inconveniente surge
cuando tenemos enfrente a personas que no conocemos. Se nos plantea el reto de entablar una conversación, pero,¿sobre qué tema? No podemos recurrir al socorrido tema del tiempo (muy utilizado en los ascensores). Debemos contar con algún repertorio más extenso de posibilidades. Pero cuidado, no hable de temas que no conoce, y mucho menos se haga pasar por un experto. La otra persona puede dejarle en mal lugar si se habla de un tema que usted desconoce pero ella no.
El tema de conversación puede variar mucho en función del grado de confianza que tengamos con las personas presentes. Si la reunión es familiar podemos tratar temas más personales, pero si la reunión es social tendremos que tratar temas más generales y de interés común para todos, intentando no hablar de personas que no se encuentren presentes. En reuniones profesionales, podemos tratar temas mucho más específicos de la profesión, sirviéndonos de enlace para charlar sobre otros temas.
"Los temas de conversación varían en función de las personas y del tipo de reunión"
Existen una serie de temas que no deberían sacarse en conversacionesentre personas poco conocidas, como son la política, la religión y el sexo. Tampoco temas que puedan llevarnos a enfados tontos como los deportes de equipo, y por supuesto temas íntimos de pareja o familia. Evite en las charlas entrar en polémicas, valoraciones o juicios de valor. No somos quien para juzgar actitudes o posturas ajenas y distintas a las nuestras. Seamos respetuosos con las posturas de nuestros contertulios. En definitiva, debemos descartar cualquier tema que pueda ser motivo de polémica o discusión. Hay que tener un reunión tranquila y amena.
El lugar donde se habla es muy importante. En la mesa por ejemplo, está totalmente prohibido hablar de enfermedades, de hospitales y temas similares (y por supuesto nada de accidentes y temas escatológicos). Tampoco hable de cualquier tema que pueda causar cierta repugnancia a la hora de comer. Los temas de trabajo, salvo en reuniones profesionales, deberían dejarse a un lado. No suele ser un tema muy ameno contar las aventuras y logros personales. Cuente simplemente anécdotas, pero no su vida. Tampoco presuma de lo que tiene y lo que es. Nunca aparente saber de todo. No es malo reconocer que no se dominan todos los temas. Hay que ser discreto y respetuoso.
cuando tenemos enfrente a personas que no conocemos. Se nos plantea el reto de entablar una conversación, pero,¿sobre qué tema? No podemos recurrir al socorrido tema del tiempo (muy utilizado en los ascensores). Debemos contar con algún repertorio más extenso de posibilidades. Pero cuidado, no hable de temas que no conoce, y mucho menos se haga pasar por un experto. La otra persona puede dejarle en mal lugar si se habla de un tema que usted desconoce pero ella no.
El tema de conversación puede variar mucho en función del grado de confianza que tengamos con las personas presentes. Si la reunión es familiar podemos tratar temas más personales, pero si la reunión es social tendremos que tratar temas más generales y de interés común para todos, intentando no hablar de personas que no se encuentren presentes. En reuniones profesionales, podemos tratar temas mucho más específicos de la profesión, sirviéndonos de enlace para charlar sobre otros temas.
"Los temas de conversación varían en función de las personas y del tipo de reunión"
Existen una serie de temas que no deberían sacarse en conversacionesentre personas poco conocidas, como son la política, la religión y el sexo. Tampoco temas que puedan llevarnos a enfados tontos como los deportes de equipo, y por supuesto temas íntimos de pareja o familia. Evite en las charlas entrar en polémicas, valoraciones o juicios de valor. No somos quien para juzgar actitudes o posturas ajenas y distintas a las nuestras. Seamos respetuosos con las posturas de nuestros contertulios. En definitiva, debemos descartar cualquier tema que pueda ser motivo de polémica o discusión. Hay que tener un reunión tranquila y amena.
El lugar donde se habla es muy importante. En la mesa por ejemplo, está totalmente prohibido hablar de enfermedades, de hospitales y temas similares (y por supuesto nada de accidentes y temas escatológicos). Tampoco hable de cualquier tema que pueda causar cierta repugnancia a la hora de comer. Los temas de trabajo, salvo en reuniones profesionales, deberían dejarse a un lado. No suele ser un tema muy ameno contar las aventuras y logros personales. Cuente simplemente anécdotas, pero no su vida. Tampoco presuma de lo que tiene y lo que es. Nunca aparente saber de todo. No es malo reconocer que no se dominan todos los temas. Hay que ser discreto y respetuoso.
por: Protocolo y Etiqueta
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