“Se comienza a envejecer cuando se deja de reir”. Esta famosa frase la dejó escrita el gran geriatra español López Tascón hace ya bastantes años. Ahora podemos leer muchos artículos en revistas especializadas y en boletines de organizaciones de personas mayores sobre la “Risoterapia” y sus enormes beneficios para la salud física, mental y emocional. Cuando nos reímos tenemos una profunda sensación de bienestar y nos repercute en nuestra salud de forma muy positiva. Es curioso conocer que cuando nos reimos mucho, cuando soltamos una buena carcajada, es como si hiciéramos ejercicio físico porque nada menos que unos 400 músculos se ponen en ación; al mismo tiempo se relajan los músculos y se disminuyen las tensiones que solemos acumular en las cervicales y en la columna vertebral; de igual manera el diafragma se moviliza y ayuda a mejorar la función respiratoria; más aún, la risa mejora los estados fisiológicos del organismo y nos afecta favorablemente desde el punto de vista psicológico; y, aunque parezca mentira, unas buenas carcajadas despejan la nariz y el oído y activan nuestras glándulas lacrimales; el buen humor oxigena nuestros pulmones y la piel; en definitiva, nos conviene a las personas mayores, a los jubilados y pensionistas, reir mucho porque mejora sensiblemente nuestra calidad de vida y nos ayuda a ser más felices. Pero es que además el buen humor nos ayuda a los ancianos y viejos a mantener un buen equilibrio físico y psíquico, a conseguir una gran serenidad de espíritu, a reducir la ansiedad, el estrés, la depresión y a aumentar la creatividad y el optimismo.
En consecuencia, tenemos que reir mucho para vivir mucho y bien.
por:mayores.com
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