martes, 19 de julio de 2016

Envejecer es inevitable


Sabemos que estamos envejecienco cuando decimos cosas como: “¿Puedes creer lo jóvenes que son esos jugadores profesionales de fútbol?” Y, sin duda es una señal de vejez cuando ya no preguntamos “¿Cómo estás?”, sino que decimos como sorprendidos: “Oye, ¡qué bien que estás!”.
Envejecer es inevitable. Lamentablemente, la sociedad nos enseña a temer el paso de los años y ocultar su realidad todo lo posible. Sin embargo, la vejez puede ser algo maravilloso.
Los seguidores de Jesús tienen la capacidad de mejorar notoriamente con los años.
Como expresó Pablo: “Aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día” (2 Corintios 4:16).
Así como hay señales físicas que revelan que nos estamos poniendo viejos, también hay maneras que muestran una mejoría. En lugar de volverse testarudos, intolerantes y odiosos, los seguidores de Cristo, espiritualmente maduros, se tornan mejores para perdonar, amar y ocuparse de los demás. Envejecer es una continuación del viaje que lleva a ser más como Jesús, lo cual significa que, con el paso del tiempo, el corazón y las actitudes deberían reflejar cada vez más el carácter convincente y los modales atractivos de nuestro Salvador.
Entonces, mientras envejecemos, aprovechemos la oportunidad de crecer espiritualmente y de pareceernos más a Jesús. Nuestros amigos notarán que, con los años, estamos mejor

autor: Perla Taracena

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